domingo, 19 de septiembre de 2010

Zulidor -3-


CAPITULO 3  Bienvenidos al espectaculo



Cómo fue que me engañaste sin que sospechara, eres igual a una serpiente deslizándose suavemente. Fui testigo de un espectáculo increíble gracias a ti, fue gratis y en buen lugar.
Miss A- Goodbye baby


Pasaron dos semanas desde el primer día en que me puse el objetivo, y cada día se acercaba a mí la sed por jugar con él y las ganas de conseguirlo. Y a su vez eso que insistía en que no diera marcha, era como el remordimiento que me describió Eylin. Pero no llegué hasta aquí sin que pasara nada.

En los primeros días, interrogué a Jason. Él entrenaba junto a todo el equipo, usé de excusa a Zack para verlo. Él tan distraído no se daría cuenta de mis fines. Los veía desde las bancas. Ahí quede fascinada viendo al chico de frenos jugar juntos con los otros que estuvieron en la palma de mi mano. Ellos me vieron confusos y agité mi mano de un lado a otro.

Sonreí al saludo del capitán, o bien el tonto que no me escogió para ser su chica. Antes de que empezara a calentar me dirigí a cazarlos.

─ ¡Jason! ─ canté a este chico. Su impresión me dejo con un poco de simpatía.
─ ¿Qué te traes? ─ cuestionó amarrando sus agujetas, parecía indiferente pero sabía perfectamente que desde abajo le recordé algo.
─Vine  a verte─ le ayudé a levantarse.
─ ¿No te puedes esperar?
─Siempre es así, primero el futbol y luego me…─ quise reclamarme, y éste interrumpió.
─Ya me has vistos ─ estuvo muy tranquilo y viéndome como lo solía hacer en nuestros buenos tiempos.
─Está bien, no vine exclusivamente para verte es que necesito de tu ayuda. ─informé jugando con mi cabello. ─ Tengo un objetivo. 

Su rostro tomó otra forma. ¡Ops! Lo hice enojar, por dentro reía inmensamente. Así que me zarandeó o es lo que quise ver. Abrí lentamente mis ojos y me hallé su rostro pícaro. ¿Qué inundaba su mente para que me viera así?

─ Es Cole ¿verdad? ─
─ Nunca he revelado mis fines. Sólo necesito algo de ti, nada más.
─ Por mi está bien. ─pidió a su vez que le pasarán el balón ─Más rápido que el agua que corre por los ríos, verás que el pasado volverá a las manos que fueron suyas.

Él, aunque nunca lo dijese me consideraba una idiota por ello me apodaba cursimente “tontita”, obviamente entendí su pensamiento que no venia al caso, hablaba sobre el destino. 

Lo que aconteció, me volvió una descuidada. No estar atenta a lo que haría mi ex enamorado, estaba segura que dentro de él había sobras de lo que tuvimos que explotarían tarde o temprano.

 Aquel chico tonto que le lanzó el balón a Jason me tuvo como blanco, su tiró llegó justamente entre mi nariz y mi boca. El mundo se perdió en ese momento. Sólo sé que Zack llegó a auxiliar, no entendí el fin del que busqué.

─ No sé que como ella te puede gustar ─ es lo que escuché entre las vueltas que la tierra daba.

No deseo recordarlo. Zack confesó que para él no era esa clase de persona, sino que me veía como su hermanita. Fui el hazmerreír por su culpa. Ahora si sabría quién era yo. Tuve que resistirme, lo único que quise hacer ante tan humillación es salir corriendo de nuevo al edificio. Más no lo hice. 

Las emociones que nunca demostraba me ayudaban a ser una grandiosa actriz. Fácilmente fingí que el balonazo me lastimó, no era así, sólo me dejó aturdida.

─ ¿Estás bien? ─ preguntó alguien.
─ Si, lo estoy. ─ contesté viendo mi mano que al parecer me habían salido más dedos de los que tenia.
─ Por lo menos no está inconsciente ─repitió Cole, su voz sonó y giré a ver su rostro serio.
─Te llevaré a la enfermería ─asumió a mi cargo Zack
─ ¡Vamos capitán! Hoy iba a estar en la banca Cole ¿porqué no mejor él la lleva? ─

Era Jason.

─ ¿Puedes hacer esto por mí?
─Si, entiendo, cuidaré de tu hermanita.

De alguna forma me ayudó a ir hasta la tribuna. Cole tan cerca de mí y todo por un pelotazo, después de aquella vergüenza que no me quitaría nadie.

─Estoy lista ─ asumí frotando mis manos en cuanto me senté.
─Si te creo, se ve a leguas que eres muy lista.

En realidad me desorbitó un poco su respuesta, tanto que de mí salió un ruido extraño junto con mi risa. Él me devolvió una fantástica sonrisa que creí estar soñando, esto no me había ocurrido antes con un chico, normalmente mis propósitos de tenerlos en mi cama eran tan rápidos y predecibles que no había tiempo de cursilerías.

─Lo que quise decir es que estoy lista para escucharte, Cole.
─No hay mucho que decir ─ apartó su vista de mí ─ ¿Son ciertos los rumores?

Así que por los pasillos corrían rumores que no tenía contemplados en mi contra. Algo más que tendría que solucionar.

─No sé de qué me hablas.
─Normalmente el afectado nunca le pasa por la cabeza lo que dicen de él. Aunque no me importa que me hayan dicho, prefiero formarme mi propia opinión. ─ estuve segura que se lo decía a sí mismo, por lo que quise confirmar lo que pensaba.
─Entonces  ¿confiarás en mí?
─ No es lo que quise decir─sus ojos aceituna volvieron a encontrarme
─No me lo hubieras preguntado de no ser así.
─Eres un poco diferente a lo que todos hemos pensado alguna vez.

Su mano se detuvo por un momento en mi hombro derecho, y sus diminutos ojos sonrientes me desconectaron de la realidad pues no sentí nada. Cole, sólo podía pensar en él.

Esto fue instinto o no lo sé, pero me precipité para retirarme. En cuanto le di la espalda de mí salieron palabras nunca antes dichas a otro hombre

─Lo estuve callando pero ahora sé que eres más que el cutre chico de antes, me empiezas a agradar ─
Ante lo que dije ese chico no supo como reaccionar, sólo sé que dijo algo que pareció ser un halago.
─Tu cabello es tan esponjoso y oloroso que me gusta. ─ tal vez pudiera reaccionar mejor de lo que lo hice. Es que concluí que su confesión fue un error que salió por un momento de descontrol. Me sorprendí no tuve nada que decir simplemente miré a mis zapatos y con eso me alejé.

Estuve caminando. Para cuando me decidí a entrar a las clases, fui primero a retocarme el maquillaje al baño.

Antes de que lograra hacerlo, me desaparecí. Recuerdo ver el techo borroso y de repente aparecí en un sitio donde no había más que naturaleza. Esto era raro, me tuve que pellizcar para asegurarme que no estuviera alucinando, o en una especie de sueño. 

A mis espaldas alguien preguntó si ocupaba ayuda, en lo que me giré y pestañee de pronto regresé a mi realidad. Sólo que estuve un poco desconcertada. 

─ La he visto muy distraída ¿Señorita…?
─ Scarlett Middlenton – contesté al señor Melrose.
─Bueno, señorita Middlenton. No sé si sea normal que actué así o algo le aflija, lo cual no es de mi incumbencia pero si quiere recibir un consejo, entre a clase y hago lo mejor con los conocimientos que obtenga.
─Si,  claro. ─

Cuando surgió eso, no supuse nada, pero luego comprendí que aquel profesor estaba encaprichado en destruir mi vida en esa escuela. A la semana me dio una orden tan estúpida, quiso que me saliera de la clase. No entendía la razón de esa orden, yo solamente corte la horrible orzuela del cabello de la chica de enfrente.

Eso sucedió ayer, y él cada día se ganó estar en mi lista negra. Literalmente no tenía una aunque si la tuviera ahí estaría Abban Melrose en el primer renglón y en mayúsculas.




Aún no iniciaba la semana, era día dominical. Como comúnmente lo llevábamos a cabo, compartíamos nuestras horas juntas; no obstante había algo mal pues Leslie estaba muy distante de Eylin y de mí. Por ende le eche la culpa a Abraham a su novio universitario que sólo conocía por fotos.

No existía otra oportunidad como esta, no la dejaría escapar.


Por los pasillos se expandió como pólvora la inocente confesión de que Zack me cambió por Eylin. Y para su desgracia era verdad, no un simple rumor. Por ello mi amiga asiática estaba cohibida por quedarse a dormir en mi casa, la cual era el mismo techo de él.

Incluso la muy tonta me intentó sacar información de sí me había tirado a Zack o al revés. Ni siquiera lo pensé, irrebatible fue mi estrategia, si yo decía que si a su idea era como admitir que era una mujerzuela, otro cuento era que solo lo supieran unos pocos.

─ Estaba pensando en cambiar mi look, ¿qué dices? ─ le pregunté a Eylin viendo a su pijama de conejitos, tan boba desde que la conocí hasta ahora.
─ Te veras más bonita de lo que estás ─asumió viéndome.
─Tú también puedes estarlo ─
─ ¿Cómo?
─Estoy segura de no haber visto jamás a una china con el cabello de otro color que no sea algo oscuro.─ su risa hizo que pareciera que yo estaba equivocada pero no le di importancia continué
─Bueno, a mí me gusta mi cabello oscuro y mis ojos sin doble parpado ─ ella me había comentado que en su país natal era común agrandarse los ojos y todo tipo de cirugías, lo cual Eylin no practicaba idóneamente.
─ Entonces creo que sólo yo me cambiaré de look ─
─ Pensándolo bien Scarlett, si tú lo haces no veo porqué yo no.
─ ¡Excelente! Te veras tan hermosa como yo. ─le sonreí sinceramente ─Ya había previsto esto así que me tome la libertad de comprar lo necesario ¿confías en mí?

Ella asintió, y con eso empuje mi pensamiento de no hacerlo pues en su mirada estaba evidentemente un desacuerdo. 

Luego de aquella decisión la lleve a mi habitación. Comencé con todo lo que tenía que pasar. En el fondo me excusé que no quería que fuese así pero debido a sus burlas no había marcha atrás.
Se sentó en una silla como si estuviera yendo hacia la orca, me mofé en cuanto estuve preparando el tinte del cabello, Eylin no paraba de asegurarse de que lo hiciera bien. Un poco después se relajo hablándome de su tema favorito, romance. Estaba harta por lo que no puse mucha atención simplemente me concentré en hacer mi trabajo.

Y para cuando le puse todo el tinte la mandé a que fuese a otro lugar de la casa, sin espejos. Ya había calculado en que momento tendría que aparecer Zack en escena. Y todo lo que tenía que ocurrir.
Me arroje a mi suave edredón, gozosa por una victoria. En cuanto entrecerré los ojos sonó la canción favorita de Eylin así que adiviné que era su celular. Lo contesté antes de que hiciera más ruido y así fue como me enteré con una gran noticia la cual guardaría para mis beneficios. Tuve que borrar el historial de llamadas y me preparé. 

El sonido de las escaleras anunció que esa chica estaba llegando, entró desesperada. Suponía la razón pero nada claro. Ignoré eso.

─ ¿Por qué abandonaste el ballet? ─dejó salir de la nada

No te incumbe, pensé aunque luego vinieron las razones que no le arrojaría. Mejor, mentí como solía hacerlo.

─ Hay ocasiones en que tienes que saber rendirte y dejar las cosas ir, ¿por qué la pregunta?
─ Sólo se extraña tu presencia en las clases.

Ella detestaba bailar pero sus padres tomaron esa decisión y ahora ella debía hacerlo. Así fue como la conocí pero eso era historia. Lo único que tenía importancia era ver el resultado. Ya era hora, le quite la toalla de la cabeza a Eylin y la acompañe para lavarse.

Mis suposiciones fueron acertadas, Eylin se quedo desconcertada al ver su reflejo; fingí gritar del susto e igualmente di con que Zack llegaría al escucharlo. Él nos miro esperando lo peor, como quise que fuera. Él acababa de llegar como los demás, Eylin se confió que no había nadie y se quedo en sus peores garras. Y esto gracias a mí.

─ No quise que esto sucediera ─dije actuando como no enterada de que pudiera pasar esa desgracia.
─ Pero Scarlett ¡Mirame! ─imploraba la chica.

Lo hago, querida, esto es debido a ustedes que se burlaron de mí.

No está tan mal, sólo tienes el cabello verde, consolaba Zack viéndome y acercándose un poco a Eylin. Al final ella tenia porque agradecerme, un hombre la estaba observando. 

─En verdad no quise que esto pasara ─ solté otra vez

Mentira…
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¿Y si digo que volví…?

¿Y si digo que volví…? Alguna vez lo dije y lo repito: el tiempo sin duda pasa a gran velocidad. No estoy precisamente segura que hay...