miércoles, 19 de enero de 2011

Jamás seré cenicienta [Capitulo 2]




CAPITULO 2 “Siguiendo el curso”


Amor es dolor para todas las personas con un corazón roto. Estoy tan arta de las canciones de amor, si, odio las malditas canciones de amor...


Por supuesto era toda un ofensa pensar lo contrario, esto iba más allá de mi desagrado e indudablemente contra atacaria, sin embargo en mi autocritica no me consideraba una mujer agresiva… al menos que me hicieran algo. Aquel era mi lema y no lo aprendí en algunas clases de taekwondo.

– ¡¿Quién te crees tú para tocarme?!– le reclamé todavía en shock después que hizo lo inmencionable.
– Disculpa–repitió con sarcasmo mientras me daba un golpe en la frente con dos de sus dedos. –Pensé que estabas lastimada, y además… –se cruzó de brazos y siguió excusándose– …con Shane no se juega cuando me ordena que haga algo.
– ¡Ahh! ¿Sabes? –refunfuñé sacudiéndome los muslos después de estar en el suelo – Esto no tiene caso, es mejor que simplemente me vaya lejos. – quería irme pero al cruzar nuestras miradas, vi algo que no podía describir, era algo tan diferente, era como, no me salía el querer saber verdaderamente lo que era esa… la sed de venganza.
– Me dijeron que puedes hacer cualquier cosa –
– Pues se equi…–le interrumpí
– ¡Ahora me escuchas! –gritó perdiendo la calma. Yo no le temí, sólo suspiré y rodé los ojos esperando a que el chico continuara. –Tú puedes matar, secuestrar, amenazar, robar, en fin casi cualquier cosa ¿por qué no haces algo? – pareció abatido, pero supongo que al verme recordando todo lo que hice continuó – ¡Estoy tan aburrido, chica! –suspiró dando uno patadita al aire –Annabelle nunca se mete en problemas sólo se la vive en casas hogares, hospicios y fundaciones de beneficencia.
– Qué bien –dije levantando mis palmas y sonriendo fanfarrona – Espero que la princesita tenga una larga vida ayudando a quienes los necesitan.
– Yo soy un chico tranquilo, simpático y buena onda con las chicas ¿lo ves? –me guiñó el ojo– ¡Pero tú me sacas de quicio!
– ¿Qué querías? Dímelo si tanto quieres, soy una mujer, y cómo tal dramatizo el mínimo rasguño. Yo en realidad puedo caminar por mi misma, sin tu ayuda. –así que me di la media vuelta aunque tuviera un dolor en una de mis piernas.
– ¡Te va a caer una maldición a ti y a quien más quieres, nunca serás feliz por ser como eres!
Me giré rápidamente para hacer cualquier cosa en mi defensa, pues no iba a soportar nada más insultos. Pero fue tan tarde para algo semejante a lo que pensaba hacer.
– Basta– ordenó Kim sin perder su seriedad y sujetando mis dos manos –
Bryan se nos acercó en unos segundos, llegándome con una cara de “sabia que no llegarías muy lejos”.
– Sabia que no llegarías tan lejos – dijo Bryan limpiando sus gafas.
– ¡Compórtense, par de niñitos mal educados! –mandó Kim mirándonos a los dos, Bryan se irguió rápidamente –
– Sí, como ordenes –dijo esté viendo a su altura derecho a la nada–
– Mariet, él es Bryan y aunque no lo creas será tu guardaespaldas –

¡Aja! Si ¿y con esa apariencia tan…? No era solo que se vistiera muy juvenil, de acuerdo a su edad, puesto que Kim y los demás que había conocido eran jóvenes pero Kim por supuesto que sabia que él también era guarura pues si se vestía como tal, pero Bryan… era todo lo contrario.

– Y yo soy Kim y es todo lo que debes saber, yo me encargó de cuidar a tu hermana.
– Ni se te vuelva a ocurrir decir que es mi hermana–exalté desfigurando el ritmo de mi respiración– Yo no soy nada de ella. – casi susurré
– Solo espera y veras las sorpresas que te esperan –me espantó el hombre de voz grave y de elegante apariencia atrás de mí, ese acompañante de la loca que me llamaba “hermana”–Alguien me puede dar una explicación de porqué se tardan tanto. –ahora estrujaba mis hombros.
– La causante es esta chica –dijo Kim cruzándose de brazos.
– Ella desde el principio no ha querido cooperar. –le siguió Bryan.
– Déjenmelo a mí – les dijo el chico de voz grave para decirme fríamente – ¿Qué es lo que quieres?
– Para empezar ni siquiera sé en dónde estamos. –me quejé volteándome a verlo para encararlo.
– Eso es claro, estamos en un callejón en medio de unos departamentos abandonados, ahora bien ¿vienes? –dijo algo aburrido jalándome de la muñeca.
– No es eso exactamente lo que quería saber–protesté quitándome su mano –además ¿A dónde se supone que vamos?
– A donde va ser tu nueva casa –me respondió fríamente sin mirarme. –me estás colmando la paciencia ¿ya? –ahora sí me observó, pero como si fuera basura.
– ¿Y yo qué gano si voy?

Inmediatamente me tomó de la mano, me sobresalté no recordaba cuando fue la última vez que alguien hizo eso; no obstante mis sentimientos desaparecion ya que no fue lo que esperaba sino que puso algo en la mía.

– Son $1000 billetes pero si todo sale bien se harán más, y si te comportas se te triplicara, aunque si los aceptas ya no te podrás echar para atrás.
– ¿Y por qué confiarías en que alguien “como yo” respete el trato?
– Porque nadie juega con alguien “como yo”.
– No me van a hacer algo malo ¿verdad? –cuestioné dudosa.
– ¡Disculpa! –sonó ofendido –Escúchame atentamente, no nos conoces perfectamente, a pesar de que por lo que sé conoces nuestros nombres.
– Él tuyo no. –le reclamé
– Soy Shane, no lo pienso repetir, ya lo habías escuchado. –dijo a regañadientes.
– Un consejo, no le interrumpas, no sabes las cosas que puedan suceder con Shane. –me aconsejó Kim susurrando en el oído con una ligera preocupación.
– Como iba antes de que me interrumpieras, tú solamente tienes que seguir la corriente, no digas comentarios que no vayan al caso, y no, ni lo pienses, no se te ocurra, no llegues a concebir en tu cabeza el insultar a Annabelle.
– ¿O qué? ¿me las veré contigo, Shane?
– ¿Quién te dio permiso de tutearme? –explotó asiendo muchas caras extrañas pero más que nada de furia –
– Tú me tuteas
– No se te ocurra volver a hacerlo, y a todo esto no lo me haz dicho cual es tu respuesta.
– ¿Ella es rica? –pregunté algo estresada.
– Tiene bastante dinero. –comenzó a mover uno de sus pies – Sigo esperándote.

No entendía nada, y lo que más me inquietaba era saber de donde sacó la princesita que era mi hermana, si yo no tenía padres. ¿Por qué a ellos les importaba tanto que los siguiera? Y después de todo, si algo tuve claro en medio de un callejón que olía a comida rancia y donde se escuchaban a lo lejos sirenas de patrullas de policía, era que ya no me quedaba dignidad.

– Está bien –dije finalmente, y acariciando discretamente el dinero con las manos en mi espalda. –acepté el trato.
– ¡Al fin! – gritó Bryan guiñándome el ojo.

Entonces se despejó lo que alguna vez espere, esto, totalmente diferente a lo acostumbrado me esperaba ansiosamente.

Observé cuidadosamente como caminaba antes que nadie Shane hablando por su móvil; después Kim le alcanzó susurrándole algo y al parecer los dos se hallaban celebrando con apretones de manos, mientras los veía y caminando de reversa el castaño con nombre de chica repitió a Bryan pero viéndome “tráetela”.

Mucho antes de lo que pensé Bryan ya se encontraba de cuclillas a mi lado, inhalando y exhalando como si el aroma fuera algo grato.

– ¿Y tú qué haces en esa posición?
– El auto está a dos cuadras, allí nos están esperando.
– No entiendo.
– Simple, pon tus manos en mi cuello.
– ¡Agh! ¡Aléjate de mí!
– ¡Eyy! –replicó parándose –Mariet, tranquila yo, como ya escuchaste, soy tu guarura. No es exactamente que me importes o algo por el estilo
– Y eso que tiene que ver con que quieras hacer… eso para llevarme.
– Estás cojeando de un pie.
– ¿Y a ti qué te importa? ¡Es mi pie!
– Bien, lo intenté – repitió para él mismo –ven sígueme.

Tomando un enorme suspiro, tragándome mi orgullo, y olvidándome por última vez de quien fui. Di donde traía bastantes moretones en una de mis piernas, y como si fuera normal, para igualar el dolor, me di un puñetazo en la otra, evité gritar, con ese grito de dolor reprimido fue mi motor para caminar normalmente.

Bryan no alcanzó a notar lo que hice pero cuando llegó primero a la esquina se cruzó de brazos y me miró extrañamente.

– No te pareces ni un poco.
– Si– dije siguiéndole – Es bastante obvio que Annabelle es rubia ojiazul y yo, castaña de ojos verdes.
– No, bueno si… y no, o tal vez si. –

Se enredó con sus propias palabras y después de un tiempo variante quise sonreírle pero lo evité saliendo victoriosa, ya que luego puso sus manos en su cuello como ahorcándose. Ya estaba distraída para cuando habíamos dado donde se hallaba un carro, me quede anonadada estaba enfrente de una limusina.

Torcí mis gestos:

– Típico, chica rica que solamente sale con sus guaruras y con una limo. –suponía que lo escucharon por su reacción, aunque lo había dicho para mí misma.

Yo esperaba que Shane se subiera primero que yo; me percaté que llevaba un audífono en su oreja. Me sonrió, por supuesto siendo un hipócrita con esos ojos de color miel brillantes, y abriendo la puerta de la limo dijo “adelante, señorita Mariet”.

Me hablaba a mí ¿verdad? Está bien, me repetí, no puedo ser tan tonta, por lo que me subí ignorando lo anterior y suspirando. Dentro se encontraba mi… ¿Cómo se le llama a esas criaturitas molestas?, con la pura cara de preocupación, y en ese momento se cerró la puerta.

– Pensé que nunca subirías, realmente me preocupaste. –comentaba con su dulce voz mientras yo miraba en los cristales polarizados que los que conocí se iban a otro coche.
– Si, que bueno. –saqué toda distraída.
– Hermanita –me tomó de la mano– Ya deseaba que nos reuniéramos ¿nadie te obligó verdad? Le dije claramente a Shane que no…
– ¿Qué es él de ti? – pregunté sin verla
– ¿Shane? –asentí, y ella se mordió los labios– Veras, voy a confiar en ti, ya que eres mi hermana mayor –se acerco, y puso su cabeza en mi hombro–Él es muy especial para mí, Shane comenzó siendo mi guarura y lo bueno es que lo sigue siendo, cuando lo conocí me enamoró esa hermosa sonrisa que tiene y sus ojos ¿Los has visto? Son tan preciosos. Pero en fin, nos queremos Mariet, creo que lo amo aunque obviamente jamás se lo he dicho.
– ¿Tu guardaespaldas es tu novio?
– Más que eso, hermanita, ¡somos amantes!.
– ¿Tus padres saben? –solté intentando de contener la sorpresa, ella lo negó con la cabeza y una cara de animalito triste.
– Es nuestro secreto, nos vemos a escondidas cada que podemos.
– En serio él se te declaró.
– Sí –afirmó Annabelle sonriendo como una niña abriendo un regalo– Nunca había ido a un Burger King y él me llevo a escondidas de mi padre. Me acuerdo que dijo que iba a ir al baño y después, puedes imaginarlo.
– Muy lindo –dije fingiendo sentirme feliz por ella– ¿Cuántos años tienes?
– ¿Yo? Bueno, en dos meses tendré dieciocho.
– ¿Qué? Estás demasiado joven.
– Jamie y Landon en A walk to remember se casaron jóvenes, también Allie y Noah.
– ¿Quiénes son ellos?

Fue ahí cuando temía que lo hiciera, me observó de los pies a la cabeza e hizo una expresión de desaprobación.

– Ya casi llegamos– me dijo brincando en su asiento pero claramente siendo un poco hipócrita pues pareciese que me quisiera decir “Tú qué sabes”.


Todo fue tan rápido y deprisa, que apenas divisé el preciso momento en el cual llegamos, pero, no imaginé, era un hotel. Y el mismo tipo del que habíamos hablado, detuvo la puerta: Shane. Yo bajé primero, luego Annabelle, los dos sonrieron y éste le besó la mano.

Nuevamente ese tontísimo dolor en las piernas, para colmo creo que me dolía más la que yo me había golpeado. Igual, lo soporté creyendo que no podría. Andaba cuando hallé la suspicaz mirada de Bryan: directo a mis piernas. Me tapé con una de mis manos los ojos, increíble -pensaba- él traía su traje de guarura.

Giré y vi como Shane y esa criaturita inocentona se daban miradas tan “enamoradísimas”, de cierto modo tenía ganas de vomitar al verlas.

– En la noche tenemos una cena, para que mi padre te conozca. Por mientras, Bryan y Kim te van a llevar a tu habitación, está cerca de mi suite. Shane y yo nos adelantaremos –me dijo tranquilamente, luego continuó a los anteriores– Cuiden de ella, por favor.
– Si, señorita –contestaron los dos.

Como avisó aquellos se fueron con aire de querer detener el tiempo para seguir juntitos. No me hallaba feliz y no entendía perfectamente porqué.

– ¿Celosa?– me susurró Bryan.
– ¡No! –dije cantándole –
– ¿Entonces por qué te pones así?
– Por supuesto que tengo pretendientes, inclusive un novio… aguarda ¿por qué me miras de esa forma? ¿no me crees?, y piensas que finjo lo de tener un novio.
– Ya par de nenes, caminen. –ordenó Kim cortando la pelea.
– Los sigo. –anuncié abriéndoles paso, y por fin poder hacer un par de muecas por el dolor.

Ellos iban delante de mí, yo caminaba lento pero seguro pues de un pie cogía y el otro casi no lo podía mover. Cuando Kim o Bryan volteaban a mirar si seguía, yo me detenía para que no me vieran que batallaba, además de darles unas miradas feas.

Me estaba cansando, ellos casi llegaban a los elevadores y yo continuaba en la recepción del hotel, después de todo llamaba mi atención por rimbombante. O bien me costaba asimilar que si no fuera por “la princesita” no pisaría aquellos deslumbrantes pisos por una casualidad.

– Señora –me dijo alguien, lo vi y supe que era de las personas de limpieza, por el carrito que llevaba –Si usted no lo sabe, este lugar es exclusivo de clientes, si me disculpa le sugiero que se retire de la manera mas atenta.

Eso me hacia querer golpearlo en la cara, pero como dije no soy nada violenta, bueno creo que mi concepto de “violencia” está distorsionado.

– ¡Mira, mamá allí hay una vagabunda! –repitió un niñito apuntándome con el dedo.
Le saqué la lengua sin que me viera su madre, y para mi augurio comenzó a llorar.
– Váyase –insistió el trabajador siendo terco, después de sucedido aquello–
– De acuerdo, ya que insiste…–me decidí a irme, no era mi intención fallar a mi palabra pero prefería salirme a que me sacaran.
En eso me tope con un sujeto que me paro en seco por los hombros, yo le llegaba un poco mas arriba de los hombros por lo que estuve demasiado cerca viendo su boca.
– Ella viene conmigo, le sugiero que no la moleste. –colocó una de sus manos en mi brazo, y lo apretaba–Es como todos los clientes de por aquí. –terminó su frase
Pareciere que él -Shane- me abrazaba, nada más que sabía a la perfección que era para jalarme como un animal, controlando la velocidad de nuestros pasos.
– No le digas a Belle que… lo de tus piernas. –me pidió
– ¿Y qué se supone que haga? –lo hubiera aceptado a la primera pero era una exigencia muy clara.
– Reanuda tu actuación, finge que no sucede nada; como lo haz hecho hasta ahora.
– Esto te va a costar muy caro. –le dije sonando indecorosa.
– Lo sé.

Bryan y Kim se hallaban a las afueras del elevador, queriéndome fulminar con la mirada. Los ignoré viendo a otro lado, gracias a que mi cabello me cubría la mitad de la cara. Al mismo tiempo de que me soltó el tipo, se entreabrieron las puestas del referido antes.

No se hallaba nadie más en éste. Ellos se pusieron justo enfrente impidiendo que mas gente pasara, así que a sus espaldas los miraba como hablaban de mí.

– ¿Era tan difícil traerla? –preguntó sarcásticamente Shane.
– Oye, creo que ella sube en el próximo piso.
– Si –suspiró–

Los tres se comportaron primera vez, hasta manteniendo el silencio por poco pues se abrieron las puertas. Intuí de lo que se trataba. No había nadie del otro lado, cuando se iba a cerrar apareció; no observaba mas que su sombrero de plumas, ya que los tres eran altos y no me dejaban ver. En realidad, no hubiese querido que me dejaran ver cual era su rostro.

– ¿Cómo has estado, Mariet? –preguntó esa señora tan diferente a la última vez que nos vimos, mientras me alejaba lo más que podía de ella como si fuera la peste. –Yo soy la que debería alejarse de ti ¿desde cuando no te bañas? –cuestionó con su voz mojigata
– Pregúntales a ellos. –respondí secamente.
– No seas igual de bastarda que tu padre.
– Soy igual que tú.

Se arreglaba el maquillaje, pero aquella respuesta la consterno cerrando el espejito dorado de un golpe. Me quede sin hacer nada para defenderme cuando me agarró del cabello con sus uñas.

–Escúchame bien estúpida, no por nada soy tu madre. –me aconsejó con los dientes apretados y bajando mi cabeza casi por el suelo– Me vas a hacer caso de ahora en adelante, o sabrás de lo que soy capaz...

Continuara...
ya sabes que es para ti Dios
.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Vaya que mala madre, pobrecita quiero saver la continuacion me encanto =D

Unknown dijo...

¡CONTINÚA LA HISTORIA!

¿Y si digo que volví…?

¿Y si digo que volví…? Alguna vez lo dije y lo repito: el tiempo sin duda pasa a gran velocidad. No estoy precisamente segura que hay...