CAPITULO 1: Antes del nosotros, estuvo el “YO”
Mi corazón magullado me está gritando que te encuentre ¿dónde estás exactamente? ¿no puedes escuchar mi voz? Incluso si vuelvo a nacer. No importa cuantas veces renazca no podre vivir un sólo día sin ti. Tú eres la única que protegeré, la única que yo amaré .
It has to be - Yesung
Sube,
baja, vuelve a bajar y de nuevo sube, constantemente sin perder el ritmo. Esta
aburrida explicación del teorema de Pitágoras si que era tediosa; capaz de
hacerme bostezar varias veces. Al fin sonó el timbre anunciando que terminaba
la clase. Yo estaba más que feliz así que me lancé a mi casillero mientras
chiflaba.
Unas manos me taparon los ojos por detrás,
delicadas pero grandes manos. Indudablemente era él.
─ ¡Hey, deja estas boludeces! – exalté
sonriendo
─ No seas así de tonta –dijo permitiéndome
mirar. ─ ¡Feliz cumpleaños! – recitó en un intento de que el mundo lo supiera.
Chocamos las manos, nuestro original saludo
que le había enseñado. Comenzamos a andar por el pasillo, Jim y yo como siempre
para ir a la cafetería a disfrutar el poco tiempo que pudiéramos estar juntos.
─ ¡Meme ya no eres una niña! Al fin 15
primaveras ¿Qué se siente? – cuestionó deteniendo su desentendido paso antes de
abrir la puerta. Me decía Meme, aunque no fuera mi nombre. El repetía como un
cotorro “eres mi Meme porque Me encantas y Me enciendes”.
─Déjame pensarlo – miré directo al bote de
basura para aventar mi goma de mascar –Ahorita siento que se me va a acabar el
mundo sino trago algo de comida, pero normalmente –al fin entramos; continúe
éste asunto más seria cuando nos plantamos en la fila por comida – Siento que
éstas cosas van creciendo, ya sabes un día amaneces toda plana y al siguiente
¡Pum! Ves curvas por aquí y por allá –contesté sentándonos en una de las mesas
más lejanas.
─ Deberías reservarte ese tipo de comentarios,
se te olvida que soy varón. Mi mente vuela a mil por hora, querida.
─ No llegará muy lejos. Además, Jim, ¡vamos
hombre! No actúes cómo si no supieras que así soy yo.
─ ¿Podrías dejar de hablar con la boca llena? Es
desagradable y poco educado…. –Acongojado me manifestó su punto de vista.
Me miró mandándome una onda de destellante
furia tras sus oscuros ojos; le gané en menos de un “En sus marcas, listos y
fuera”.
Jim, era esa clase de chico que no encuentras
en las calles. Podría decirte que eres una vil cualquiera, pero con una
delicadeza que hace que pienses que es el más hermoso del planeta. En sí, él había
cambiado desde que lo conocí.
Él limpiaba sus lentes cuidadosamente y
después de masticar mi manzana, lo observé estupefacta. ¿Por qué no podía
actuar y salir su verdadero yo con otros? Tal vez porque éramos un fenómeno en
la sociedad en que vivíamos. Y aun así, sin importar nuestra rareza, la gente
le seguía atrayendo más la apariencia, la cual nos mostraba como los raritos.
─ ¿Sí tienes esa cara tan buena por qué no
tienes una nena? – le resoplé en su frente masticando mi manzana.
─ Novia, Anne, se dice novia –sonrió
volviéndose a poner sus lentes ─ ¿Ya probaste mi cara para saber que está tan
buena como dices?
─ En ese caso tendría que probarlo.
Muy decidida, le di la vuelta a la mesa para
estar frente a él, y con un golpe lo tumbé de espaldas en el asiento, mi ataque
comenzó e inicié una guerra de chupetones por toda su cara. Él en lugar de ser
un aguafiestas (cómo antes) y decir que parara, se rió a carcajadas.
─Puedo decir que si. Es bastante sabrosa–
confirmé todavía arriba de él
─ ¡Meme! –repitió gimiendo inesperadamente
ante mí
─ ¿Qué? – cuestioné sentándome a su lado y
volviendo a poner mi concentración en la manzana.
─ ¿Siempre tienes que llamar la atención?
Bueno olvídalo, ya conozco la respuesta así que mejor digo esto antes de que
quiera arrepentirme, ¡Ten!
Básicamente le di una mirada de reojo y agarré
el papel que me pasaba. Ojala fuera lo que pensaba, ¡Oh por la varita de Harry
Potter! Si lo era…
Jim, era un excelente dibujante, cuando lo
conocí no hacía más que estar pegado a su cuaderno y garabatear en él, eso
pienso ya que nunca me lo mostraba. Ahora, tenía en mis manos una caricatura nuestra.
De esa clase, que exagera un poco tus facciones pero sin llegar a ser vulgar o
muy extravagante; fascinantes y hermosos trazos en líneas de carboncillo.
En ella, resaltaba mi baja estatura y la suya
casi poniéndonos al nivel de los pitufos. No dude en reírme cuando leí en
letras góticas “Siempre seremos Jack y Rose”, no por burla. En realidad era una
gran obra maestra tratándose de un chico de quince años y tres meses de edad
que todavía no le salían pelos en la cara. Y bueno en otras partes.
Jim estaba reafirmando una memoria que
teníamos.
Unas semanas atrás en clase de artes tuvimos
que planificar una obra de teatro ¿Yo actuar? ¿Jim ser el protagonista? ¡Jamás!
De hecho fui la jefa de vestuario y él se
encargó de la escenografía. En uno de los ensayos de la puesta en escena de El
sueño de una noche de verano, cuando se suponía que estuviéramos terminando
nuestro trabajo, Jim se lleno de aburrimiento y por ellos no desistió a embarrarme
de pintura.
Estuve molesta, irritada y muy sentimental ya
que andaba en mis días, en esos que quieres morirte por ser mujer. Le hice una
señal poniendo un dedo para abajo. Claro, hombre tenía que ser, no entendió ni
papa a lo me refería. Valió caca lo que le dije, en lugar de dejarme tranquila
siguió pasando por mi lugar manchándome más y más.
Lo admito, no podía estar totalmente amargada,
le seguí la corriente y agarré un bote de pintura e hice lo que tenía que
hacer. No parábamos de reírnos, hasta que a Frank le parecimos una gran
molestia. Al hijo de mami no le gustaba que la interrumpieran cuando hacia su
interpretación de Lisandro.
“No es nada fácil querer meterse en tu papel y
luego escuchar ricitas como las de ustedes” dijo en su tono de mojigato.
“Que mamón” le susurré a Jim, aunque nos vieran
todos, él y yo chocamos cinco y nos reímos más.
Llegó al tope su paciencia y fue directo a
nosotros para darnos un reto.
“Piensan que lo saben todo, inténtenlo siquiera”
nos dijo
Estábamos un poco acelerados pero al estar en
frente de todos y sentir sus miradas percibí el calor del entorno. Nuestras
miradas se conectaron. El agarró mi mano, yo sabía que Jim conocía
perfectamente las líneas, ya que idolatraba a Shakespeare.
Tuve por un momento terror de que él me dejara
en ridículo sola. Me arrepentí inmediatamente pues cerré mis ojos en un intento
de calmar mis nervios. Every night in
my dreams, I see you, I feel you, that is how I know you go on… Escuché suavemente y me percaté de lo que
realmente hizo.
Jim, cantaba con todo su sentimiento. Intenté
superar su creatividad parándome enfrente de él y diciendo cursimente “Estoy
volando Jack, ¡Estoy volando!” Las chicas que estaban con nosotros seguían
cantando a todo pulmón My heat will go on.
Todo iba perfecto hasta que al muy idiota se
le ocurrió declarar sus sentimientos “Meme-chan yo a ti ashiteru” que en nuestro
lenguaje significaba Anne, te amo.
No nos escapamos de los cargos por arruinar el
ambiente de tan buena puesta en escena. No obstante, ese fue el primer día en
que supe que también lo quería Jim. No obstante, no se lo diría.
─ ¿En qué piensas? –preguntó viendo mi bandeja
que estaba casi igual a cuando llegamos.
─ En muchas cosas. –contesté soñolienta
recargando mi cabeza en mi mano izquierda.
Pareció no poner atención a lo que le
contesté, hizo una serie de muecas muy divertidas según mi punto de vista,
pareció que estuviera meditando.
─ ¿Quieres ir a mi casa? –
─ Vaya, ¿es el fin del mundo?
─ ¡Anne Gee! –gritó e inmediatamente le gruñí
─ ¡Anne apesta!
─ Te informo que ella eres tú.
─ Si, estoy segura de que en cuanto aprendí a
leer, concluí en que me cambiaron a ese feo nombre, ahora déjame refrescar tu
memoria y decirte que en tu acta de nacimiento dice “Jimmy Kenneth McLaughlin
Connolly”
─ No envilezcas mi primer nombre que sabes
perfectamente que es puesto en honor a mi bisabuelo. ─
Justo lo recordaba, ese Jim que vi por primera
vez conocí. No soportaba sus calamidades, era mejor dejarlo que aumentara sus
adulaciones cuando yo no estuviera presente, sino, yo mismo lo bajaría de su
nube en un momento de descontrol.
─ ¿A dónde vas? –
─ Te dejo, por el momento no te soporto.
Afuera esperaba a que se me pasara el coraje y
que a él se le bajaran los sumos sin que interviniera. Mi temperamento es lo
que más detestaba, pero estaba orgullosa de no hacerme valer menos por el
simple hecho de no tener familiares millonarios, en sí, yo no tenía familia.
“La recogida, o la huérfana” es de la forma en
que me llamaban las familias de esa clase en donde no encajaba. En un principio
dolía escuchar sus frías palabras cuando ni siquiera dabas un paso para
alejarte, yo quería desaparecer de toda faz con vida, dar vuelta a la página y
la di.
Me arrepiento de por primera vez sentir
tristeza, cuando todo fue tan fácil después de ignorar mi alrededor.
Caleb, fue aquel que me ayudo a vivir en las
calles. Consiente que no existía nada que nos ligara, yo prometí desde pequeña
estar junto a él mientras me necesitara; diez años han pasado y todavía no
encontraba algo que me hiciera arrepentirme de aquello.
Esperaba cada día encontrarme con él, eso
debido a que es cinco años mayor que yo. A nadie le importó que él fuera casi
cómo un hermano para mí, me dieron en adopción a mis diez años. Desde entonces
pasé a vivir en ese mundo al que no pertenecía.
Mi casi hermano me siguió hasta el hogar de
los Rutherford en Los Angeles, CA. Lamentablemente no nos veíamos lo suficiente
después de que Marvin pusiera una orden de alejamiento, según porque no me
concentraba lo suficiente en la escuela por estar pensando en verlo, pero bien
eso no lo podía decir a los jueces e inventó que me “acosaba”.
Tuve que soportar 2 años en ese martirio.
El psicólogo escolar les indicó a mis… ¿Cómo
les llamaban?, a Marvin y a Johana, que lo mejor era que me transfirieran a una
nueva escuela. Y así fue, nos mudamos a un distrito nuevo, y para mí y Caroline
significó nuevo ambiente escolar.
Igual a todos, la gente me trataba diferente,
tal vez por ese aire que según Daniel me hacía ver cómo una psicópata.
Volvía a no tener amigos, a holgazanear entre
clases y hablar sola. Lo mismo de siempre desde que entre a la escuela.
De esa manera conocí a Jim, creía que era un
tipo humilde y amable por ayudarme pero volví a sorprenderme al encontrarme con
alguien frio e inferior en pensamiento. Ya daba lo mismo, ese chico era
diferente desde mi perspectiva.
─ ¡Ya llegué! – aseguré abriendo la puerta y
escuchando el eco que hacían mis palabras.
¿Qué pensaba? Nadie iba a responder, puesto
que salí un poco antes de la escuela para reflexionar, si se podía decir así,
en el transcurso del camino.
─ ¿Por qué estás aquí tan temprano? –
cuestionó Margarita caminando en la entrada con una canasta de ropa sucia.
Si no me equivocaba allí estaba la mía, cosa
que no me agrada.
─ Margarita ¿qué crees que haces con mi ropa?
–reproché indignada
─ Niña, eres demasiado rara, sabes que a los
señores no les agrada tu forma de vestir. –comento sacando un vestido mío de la
canasta.
─ Por lo menos intento ser femenina usando
vestidos –dije batiendo la canasta y explorando en terrenos desagradables – No
cómo antes.
─ Si, entiendo esa cuestión de que uses
vestidos cuando antes parecías un varoncito mi niña, pero eso de que andes con
dos palos en la cabeza como si fueras chinita es rarísimo.
─ Me gusta darle personalidad a mi cabello –afirmé
sentándome en el piso instantáneamente
─ Está bien –Margarita batió mi cabello y
rebuscó en mi mochila –No les diré a los señores que no fuiste a las últimos
clases pero, ¿puedo saber la razón?
A pesar de no ser una jovenzuela, ella le
fascinaba que le contara mis aventuras. Hubiera sido mi aliento en los momentos
de dolor en la escuela; no fue así ya que llevaba poco con el trabajo de
“ayudante de limpieza”.
─ ¡Jim es un bastardo! –Le solté sentándome
arriba en la isla de la cocina –Ese tonto, me hace sentir que vengo de la
basura.
─ Toma –me pasó un vaso de jugo de naranja y
mis pastillas – Anne, no te sientas tan mal. Además las dos sabemos que
creciste en las calles.
─ Lo sé. –repusé bajándome e indignada
No me gustaba escuchar esos puntos de vista,
no entendía por qué, mi pasado lo quería olvidar, no del todo pues Caleb era lo
único que desenvolvía de importancia.
Subí las escaleras de tres en tres, mientras
me quitaba la falda, el suéter y los zapatos. En cuanto abrí la puerta de mi
habitación ya no traía nada de ese espantoso uniforme. Ya iba a jalar la chapa
cuando sentí escalofríos desde las piernas a mi espalda.
─ Así que volviste a faltar a clases,
hermanita.
─ Hola –saludé volteando a él. Justo su habitación
estaba enfrente de la mía. Vale, no era la gran cosa cuando yo siempre cerraba
la puerta con seguro.
─ Lindura, traes dos hilos colgando –dijo
Daniel, mi supuesto hermano universitario volteando a verme fijamente.
Rebusqué debajo en mis piernas desnudas,
solamente traía mi ropa interior que decía y no encontré a la vista esos hilos
que me decía.
─ Sorprendente –echó un bostezo ─ Y hablando
de sorpresas ¿Dónde está tu amigo el de las gafas?
─ ¿Jim? – Él asintió – No me hables de ese idiota
que te rompo tu culo.
─ ¡A que no lo haces! –mencionó
sarcásticamente
─ ¡Ya! – No
hablaba tan en serio.
─ ¡Vamos, inténtalo!
─ ¡Danny!
─ ¿Qué hice? – aparentó inocencia, sólo eso.
─ Tengo sueño, hoy no ha sido mi día, y tú
estás enfadándome. -solté
─ ¿Cómo te lo digo? El trabajo de nosotros,
los hermanos es arruinar la vida de nuestras hermanas, sin embargo nadie más
tiene permiso de hacerte la vida de cuadritos.
Le dirigí una mirada suspicaz y aventé la
puerta ante sus ojos.
Corrí a tumbarme en la cama boca abajo,
sintiendo la oscuridad de una ceguera. Tenía mucho sueño por esa cosa de
levantarme temprano cada día; no estaba justamente acostumbrada a aquello.
Escuchaba el latido de mi corazón, lento ¿Cómo no podía saber su nombre? Sí, yo
en un tiempo no supe el nombre de ese pequeño saltarín. Me gustaba escucharlo
porque me tranquilizaba, me neutraliza y cuando menos creía ya me encontraba en
un mundo de sueños.
En el momento en que casi dejé de estar consciente
y ya me sentía dormida, sonó el teléfono.
Lo descolgué, pero antes vi la hora, ya era
noche. Lo que quería decir que si me había dormido bastante tiempo. Me senté en
la cama y contesté la llamada.
─ ¿Qué quieres?
─ ¿Estás enojada? –preguntó Jim, yo sabía que
era él, ya que la línea del teléfono de mi habitación era privada y
exclusivamente mía, además Jim era el único que me hablaba.
─ Bastante – aseguré medio dormida
─ ¿Estabas durmiendo?
─En estos momentos –volví a cerrar los ojos e
irme para atrás ─ Estoy completamente insoportable, así que buenas noches Jim.
– Y le colgué.
Quería volver a dormir, sentía que algo mágico
había sucedido, tal vez fue un sueño que me había hecho sentir muy bien o algo
mas, una migaja que desconocía, por ahora.
Nuevamente el teléfono sonó.
─ ¡Te dije que quería dormir! –
─ ¿Puedes dormir sin mí?
Inmediatamente me sentí incomoda, prendí la
luz, y agarré una almohada y la abracé con una sola mano.
─Caleb –susurré estupidamente.
─Si – se rió dulcemente y continuó con su
hermosa voz─ ¿Estás bien?
─ Creo que sí, perdóname por gritarte, pensé
que eras alguien más.
─No te disculpes, detesto que actúes cómo si
yo fuera superior que tú.
─ ¿Y bien?
─ ¿Y bien, qué?
─ ¿Dónde estás?
─ Al frente veo una inmensa casa azulada, la
habitación delantera tiene la luz prendida y no hay carros en la entrada.
─ Yo solamente veo las insípidas paredes
beige.
─ Eso parece un manicomio. Antes de que se me
olvide –suspiró - ¡Feliz cumpleaños, Anne!
─ Lo recuerdas –repetí sin que mi cabeza
estuviera totalmente en que hablaba con Caleb, estaba pensando en aquel día.
─ Por supuesto, hoy es el aniversario de
cuando nos conocimos.
Mi hipotético cumpleaños, no era mi fecha de
nacimiento sino más bien la fecha en que conocí a Caleb.
Escuché un chiflido que no venia sólo del
teléfono.
─ Sal, estoy aquí a fuera.
─ Espera un segundo – dije apresuradamente
mientras corría a mi armario para ver que me ponía.
Pasé de vagabunda a amante de la moda. Me
fascinaba la ropa cómo a toda mujer, combinaba mi ropa aunque estaba consciente
de que no era lo más importante en la vida. No hice tanto ímpetu en que me iba
a poner, pero algo tenía claro, no eran pantalones.
No salí por la puerta; era mejor hacerlo por
la ventana cuando ya era un poco tarde, sin contar que a Marvin trataba con la
punta de la lengua a Caleb. Y todos se encontraban dormidos. Caminé por el
tejado segura de mis pasos, sólo esperaba que el nudo de las cintas de mis
zapatos deportivos no se deshiciera. No había exactamente una escalera, pero
para qué la quería si tenía dos piernas en buen estado. En un dos por tres ya
me encontraba en el suelo. Busqué en la noche a Caleb; y ahí estaba a unos
pasos delante de la casa.
─ ¡Hey!
─ Hey –le contesté sin parpadear hasta que me
di cuenta que no venia solo, también venia Jim.
─ Necesitaba verte– confesó este último
─ Si, y yo vengo de Narnia – dije fríamente,
cerciorándome de que en verdad Caleb me había ido a visitar.
No estaba al tanto de cuánto tiempo
transcurrió desde la última vez en que nos habíamos visto. Él llevaba puesto su
uniforme del trabajo. Me quede viéndole fijamente sin que se diera cuenta.
─ ¡Feliz cumple! ─
─ Pensé que nunca lo dirías ─susurré – ¡Gracias!
–agradecí fuertemente.
─ Toma, esto es para ti –me entregó una caja
de regalo envuelta. –Te lo compramos
─ ¿Tú y Jim? –dije echándole a los dos una
mirada. Aunque mi amigo quería pasar desapercibido.
─En realidad –respondió Caleb – Es de mi parte
y de Shelby
─ ¿Quién es Shelby? –pregunté incómodamente
─ Es mí… De eso quería hablar contigo, ¡ella y
yo estamos saliendo, Anne! –Él me confirmo su situación al tanto me abrazaba –
¡Ella es tan perfecta!─
─ Felicidades –dijo Jim algo cansado, sin
rastro de alguna emoción
─ Gracias amiguito, ¿tú qué piensas, Anne?
“¿Y yo qué?” es lo que pensaba dentro de mi
“¿Por qué me siento de ésta forma?”
Mi promesa se había muerto gracias a su
espontanea decisión de apartarme de su vida, si eso quería, eso tendría. Mi
plan era comentarles a las dos acerca de mi idea de dar un cambio a nuestras
vidas pero no más. Sonaba inmaduro, no obstante a mí me dolía más que a nadie
lo que sucedía.
─ Que guay –dije a Caleb, a Jim me limite a
decirle – Nos vemos, llegas temprano ¡eh!
Les di una última mirada y moví mi mano de un
lado al otro cómo despedida.
Finalmente volví a la casa pero esta vez por
la puerta trasera de la cocina. Me hallaba atontada y con sentimientos nunca
antes sentidos. Sospechaba que a cada paso que daba me derrumbaría.
En un tiempo no tan bueno llegue a mi
habitación, antes de entrar eché una miradita a la puerta de Daniel. Que mas
daba, entré a ella y me quité los zapatos.
─ ¿Terminaste los deberes? –dijo él prendiendo
su lámpara.
─ Algo así –mi voz sonaba quebradiza -
─ Ven, entra –comentó levantando las cobijas
–Sé que te da miedo la oscuridad, anda apúrate que hace mucho frio.
Y tenía razón por una extraña razón, cada vez
que me encontraba sola en la oscuridad corría a la luz más cercana. Ésta vez
solamente quería desaparecer.
─ Apaga la luz –ordené
En cuanto estuvo sin luz la habitación,
comencé a desvestirme para cubrirme con las mantas. Solía a hacer este tipo de
cosas cuando estaba con Caleb; él me daba seguridad. Ya llevábamos varias veces
durmiendo juntos, más bien en la misma cama. Desde que llegue a la familia
Miller, fue ese mi objetivo, encontrar el lugar estable para dormir, ya que
siempre he tenido ese tipo de problemas.
Intentaba descansar sin pensar en nada; mi
mente en blanco.
Soñaba en que un perro me lambia la espalda,
yo no paraba de reír. ¿Eso era un sueño?, lo sentía tan real, después pasó esa
pesadilla en que me aplastaban muchas rocas, y desperté. Los labios de Daniel
estaban en mi espalda.
─ Estoy sabrosisima ¿verdad?
─ ¿Mmh? Tengo ganas de hacer algo, quédate
quieta.
En un momento ya estaba arriba de mí.
─ Danny es tarde, hazlo mañana─ intenté
levantarme pero él me retuvo.
─ Quédate dónde estás.
─ ¡Y dale con lo mismo!
No hice caso omiso e intente nuevamente
levantarme, me bofeteó y creí palidecer. Pese a que él era un estúpido en ocasiones, nunca espere
en que fuera mucho más que eso; me resistí a lo que sea que quisiera.
─ Te dije que te quedaras quieta.
2 comentarios:
Hola!!!!
Muchas, muchas, muchas gracias por tus palabras.
En serio, jamas creí que pensaras eso y casi me haces llorar!
Ame este capitulo. Siempre me ha gustado desicion final.
P.D
http://una-chica-una-historia.blogspot.com/2010/05/capitulo-15-cumpleanosamor-perfeccion.html
Briiii me encantta este
capii es tan tantan... no tengo
palabras, perfeccttto!!
al igual qe aphrodiite siempre
amé desicion fiinal, siiempre!!
maldiito Danni, agg como le odiioo
joppeee no se pork
pero siiempre me engancho a
tuus maravillosas historiias
me encnatta!!
teqqq mas biien te amoo
hahah y si, hoi estoi un poco
loca (ironicamente, no piesses qe soi loca de verdad) ahahha
y cuando estoi ''loca''
amo con toda la locura del mundo
a mii maravillosa
Briiaaaannnnaa!! (LL)
Teqq
Andre*a
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