CAPÍTULO 1 "Un cruel cuento de hadas"
La tristeza que estaba oculta se tensa, el dolor que estaba oculto surge. Alguien me dijo que la vida siempre es así, que todas las cosas se vuelven aburridas. Alguien me dijo que orara, que soñara, que cualquier cosa podría hacerse realidad… quédate a mi lado en la miseria.
Sunny Hill- Pray
“Érase
una vez en Gleeson, Inglaterra una hermosa damisela que vivía en absoluta
felicidad. Todo su alrededor era mágico y por supuesto de color de rosa. Su
vida era una bendición y por supuesto que ella también lo era. Una doncella de
buen carácter y poseedora de un alma pura… “
Ojalá
fuera mi vida pero no lo es. Suena igual de ficticio que las historias de las
princesas que se encuentra con ese príncipe azul y jamás se enojan; ni aunque
las quieran matar las desdichadas brujas ¡que frustrante ser así!
Tal
vez el retrato de mi ser es tan oscuro debido al pasado turbio que no me dejaba
andar en paz…
Solía
vivir con mis padres en otra ciudad, hace un poco más de una década. Mis años
iban en total normalidad, hasta que repentinamente una mañana cuando los busqué
por toda la casa, las cosas cambiaron.
Esa
mañana previamente fui a su habitación para estar en sus brazos. Grité sus
nombres en el solitario recinto. Al principio pensé que era una simple broma
pero luego de horas así, esperando, lloré sin contener las lágrimas. Holly, mi
osita de peluche no ayudó en nada, no me reconfortaba y solo sirvió para que le
arrancara la cabeza.
Mi
hogar estaba vacío y silencioso, el único ruido era el del llanto que no
contenía. Quería a mis padres y por desgracia nunca llegaron. Esos momentos
fueron los más eternos que logré aguantar. Lo dejaron de ser cuando supe que no
estaba sola.
Tenía
las rodillas pegadas a mi cabeza, pensaba que sí me quedaba en la recamara de
los desaparecidos en algún momento ellos vendrían a mí. No estoy segura cuanto
tiempo estuve ahí solo sé que en cierto instante el sonido de la puerta se
escuchó, y unos pasos. Alcancé a distinguir una sombra, era un extraño el cual
desaprobé sin siquiera conocerlo, pues no era mi familia.
Me escondí debajo de la cama. Gracias a las
reconfortantes manos de un niño, Zack, y sus palabras de aliento me hicieron
salir. “No tengas miedo” dijo mientras me tendía la mano el buen de Patrick.
Ellos me salvaron de esa inmensa oscuridad.
En
realidad detesto las excusas, sin embargo congenió que soy un poco como soy por
lo que sucedió. En verdad no, debo ser
una gran embustera como para que querer engañarme a mí misma.
Adiós
al pasado, un hola al presente…
Me
desperté envuelta en las finas sábanas y hecha un desorden. Según la hora todavía
me quedaba lo justo para arreglarme. Los demás debían estar dormidos y roncando
a todo pulmón. Olvidé mencionar que hace tiempo que vivo con Patrick, Zacarías,
Leslie y Dustin, los últimos compartimos casi la misma edad, realmente
agradezco tenerlos.
Me
vestí con el uniforme del colegio después de salir de la ducha. Era un jumper
gris con líneas negras verticales y horizontales. Una blusa escolar blanca con
una corbata negra. A la mayoría le quedaba pésimo pero a mí sin una tacha.
Ridículo, yo era Esbeydi Scarlett Middlenton.
Soy
una persona considerablemente bonita, suspiré al verme en el espejo pero vino a
mí la historia de Narciso por lo que mejor me fui directo a la ducha. Al
terminar, cepillé mi cabello y los dientes.
Bajé
a la cocina por una taza de café descafeinado para desayunar. Estaba sentada
arriba de la barra y moviendo los pies emocionada. En eso sentí unas fuertes
manos tocando mis hombros. Me giré y ahí estaba, la otra persona casi perfecta
aparte de mí con sus ojos azules, y su suave cabello café más oscuro que el mío.
Perfecto, si, pero igual de aburrido; a veces quisiera que le salieran
barritos.
Sólo
que sonreí. Amaba a Zack porque estaba a mi lado y todo el mundo envidiaba
ello. Estaba feliz de tenerlo para mí únicamente como un producto exclusivo. Y
bueno, en cierta forma lo quería y mucho a comparación de los mediocres que
comparten clases conmigo.
─ ¡Hola
dormilón! ─ saludé sonriendo un poco.
─ ¿Por
qué rayos te levantaste tan temprano en lunes? ─ Sus ganas de continuar
durmiendo eran obvias.
─ Primer
día. Quiero conocer a los nuevos del colegio, no me digas que tú no.
─
Les darás una gran bienvenida ¿verdad? ─ Él no me conocía o por lo menos no me
mostraba con tanta facilidad pues después todo, las niñas de la escuela lo
amaban por ser un chico muy sensible y cálido.
─ Claro
que lo hará ─ dijo Dustin mordiendo una manzana y entrando en la cocina. Él era
guapo tenía derecho a hablarme. Le regresé una sonrisa, ya sabría lo que quería
decir. Nadie realmente estaba cerca de conocerme.
Después de ello me desorbité un poco, si que
necesitaba dinero.
─ ¿Y
Patrick? ─ pregunté bajando de la barra
─Durmiendo
─respondió Zack viendo a Dustin, creo que algo no andaba muy bien. Le hice
señas que continuara, no lo hizo. Y supe que actuaria.
Estaba
subiendo las escaleras para ir a su habitación, justo antes de entrar toda
soñolienta a Leslie, y esta me pidió que no lo molestara. Sinceramente pude
haberla ignorado pero a ella no la trataría de esa forma, nunca.
─
¿Sigue durmiendo? ─ le interrogué.
─
Eso pienso ─ contestó refugiándose en su toalla de baño, vi que toda su piel la
tenia de gallina. ─ Anoche llegó a las 3 de la mañana con su secretaria.
Me
crucé de brazos, así que eso era lo que no me querían decir.
─
¿Celosa? ─
─
Obviamente no, cómo podría estar celosa ─de alguien tan fea, imaginé ─ Solamente
pienso que Patrick merece una chica muy mona, no su secretaria.
─Por
eso no olvides lo que pensamos.
Las
dos reímos tranquilamente. Leslie y yo compartíamos un tipo de picardía que se
lograba confundir con otros pensamientos tan enfermos y obscenos… he ahí el
porque nos ocultábamos para hacer realidad lo que pensábamos.
Dustin llegó diciendo que moviéramos el
trasero debido a que se nos hacia tarde para la escuela. Use esa buena llegada
para concluir victoriosa lo que ahora traía en mente.
Patrick
era hombre, su secretaria una mujer, no muy bella pero era una.
Hj +
Mr = S2
Hombre
joven mas mujer resbalosa es igual a sexo seguro
No
toqué la puerta y entré con pasos firmes al quitarme mis zapatos por la
alfombra. Visualicé la ropa de los dos tirada en el suelo. Agarré los
pantalones de Patrick, no por ser una pervertida sino para rebuscar dinero y no
quedarme sin nada en el bolsillo.
De
pronto me dieron muchas ganas de estornudar. Lo hice sin parar.
─ ¿Scarlett?
─Preguntó mientras se encogía en las sábanas casi como un bebé.
─ Vine
a agarrar dinero de tu cartera ─confesé sin gota de remordimiento, y para
alejar a las feas de nuestra casa, pensé.
─Cariño,
por lo mismo te di una tarjeta de crédito.
─ Estoy
consciente pero esto no es tan grave como lo que has hecho. No creí que fuera
cierto Patrick, tú has actuado como jamás espere de ti, no en nuestra casa. ─
ante todo seguí mi disfraz de ser una chica inocente que no lo hubiera
imaginado de su hermano mayor.
─ Scarlett
por favor, ya déjalo pasar. Te recompensare con una tarjeta de regalo en tu
tienda favorita pero déjame dormir, ¿sí?
─ ¿cómo
pudiste? ─ incliné mi rostro poseyendo un semblante devastado, como si aquello
fuera una impureza.
─ Scarlett –murmuró tocando su rostro ─ La
sacaré si eso quieres
─ No
tienes que hacerlo ─
Mentí
cuando quise decirle hazlo, saca a esa chica fea de este lugar ante que se
acostumbre a la buena vida. Lo mejor fue que él entendió que según me dolía lo
que hizo. Fue perfecto, Patrick gritó su horrible nombre, ella despertó y él le
dijo que estaba despedida. Ella le gritó obscenidades mientras mi tutor le
aventaba una cantidad de dinero en el suelo. Me lanzó una mirada de humillación
y agarró el dinero como una muerta de hambre. Se levantó y comenzó a vestirse.
─Apúrate
no tengo tu tiempo–mencionó Patrick –
─Así
no me voy a ir. ─ suplicó con ojos suaves, yo articulé “lárgate” sin que
saliera mi voz.
─
¡Sólo vete! ─ordenó
Los
ojos de ella se humedecieron y escaparon de nuestra vista, corrió afuera solo
con su lencería de baja calidad y su ropa en manos.
─
¿Sabes ya qué eres fabuloso? ─ dije suavemente cuando desapareció de mi radar.
─
Últimamente lo he escuchado en un par de ocasiones.
Comenzó
a encender su cigarrillo, y me pidió que llegara temprano al colegio. Me
despedí felizmente.
Leslie
como siempre se tardaba en arreglarse, los chicos la iban a esperar esta vez.
Ahora yo iría sola. Me fui a hurtadillas de todos para que nadie se me
acoplara.
Cuando
me subí al carro busqué alguna estación donde estuviera una canción de mis cantantes
favoritos pero encontré puras con mensajes cursis o liberales que me daban
jaqueca. En algún lado de mi convertible amarillo debía de estar el compartimiento
donde guardaba mi reproductor.
Un
semáforo rojo fue lo que me ayudó a buscarlo entre los asientos. En lugar de
eso encontré mi rímel para pestañas que me compró Patrick en uno de sus viajes
a Paris. Como toda mujer, estiraba parte de la cara para no mancharme de rímel
en los parpados, el retrovisor me ayudaba a la perfección para reflejar mi
técnica de maquillaje; cuando pensaba en mis pocas imperfecciones de la cara
observé a un chico de mi edad bastante decente para mirar.
No lo recordaba pero llevaba el uniforme del
colegio, un pantalón negro con camisa gris polo que se distinguía por el escudo
del instituto bordado en dorado. Además resaltaba por portar la chaqueta negra
tipo de esmoquin y unos zapatos de piel negros. Raro cuando todos llevaban
tenis -excepto este chico que estaba parado en la banqueta-. Le quedaba mejor
que cualquier otro, tal vez porque este traía la camisa fajada, la chaqueta
abrochada y la corbata bien puesta.
Lo
observaba por el retrovisor, él y su decente apariencia no eran del
montón. Me di cuenta que me miró fijamente
pero no había reacción alguna de las dos partes. Mi corazón se paró o eso creí
y no sabía por qué. Debía suponer era que todos los carros detrás del mío
pitaban el claxon. Aceleré el carro y comencé a tararear una de las canciones
que antes habían sonado. No supe donde estacioné mi convertible, lo único que
sabía era que este día iba a ser increíble.
El
colegio tenía la misma apariencia que la mayoría de las otras escuelas en
Inglaterra, y qué decir del clima,
raramente veíamos un sol atosigador. Así que aunque ese lugar era conocido me
decidí a ver las nuevas caras, donde había una variedad de estudiantes que
tendría que escoger para satisfacer mis necesidades.
Un
chico que nunca había cruzado vista con él pasó a mi lado un tanto inseguro y
lo detuve de los hombros.
─Tú,
rarito.
─ ¿Si?
Scarlett
Raramente
conocía mi nombre y la verdad me negaba a crear que anteriormente pude haber
hablado con él.
─
¿No sabes quién soy verdad? ─preguntó sosteniendo su libreta en el pecho.
─
¿Importa?─contesté encogiéndome de hombros.
─No
lo creo pero tú no me hablarías nada más porque si ¿así que quieres?
─ Sólo
quiero un favorcito que sabré recompensar.
Observaba
su cutis desastroso, su grasoso cabello negro y sus labios poco humectados,
luego deje de hacerlo para ver como el decente chico nuevo entraba por la
puerta principal y nada ya importaba. Me quedé congelada en mi lugar -eso creí-
al ver que se acercaba a mi lugar. Ya faltaba poco y yo seguía donde mismo.
Reaccioné cuando pasó a mi lado sin verme, fue a ayudar al chico con quien
anteriormente hablaba.
─
¿Estás bien, Blake? ─preguntó adorablemente mi próximo objetivo mientras le
ayudaba al otro a levantarse del suelo.
─ ¿Cómo
llegaste ahí? ─ entablé al tal Blake que no podía ni mantenerse parado,
poniéndome dura.
─Tú
lo tumbaste ─dijo el chico nuevo. Él sonrió y estuve perpleja por su sonrisa
más que nada por contemplar tal belleza, aunque
descubrí que usaba frenos en los dientes.
Era el chico más atractivo que hubiera visto
con frenos, lo cual intente evitar buscando alguna imperfección que me diera
ñañaras, pero así fueron las cosas, su cabello, su cutis, su cuerpo, todo se
veía bastante decente.
─No
me di cuenta ─ intenté enmendar. Sin embargo lo hice para que el chico de
bonita sonrisa me viera como alguien educada. El otro no me importaba.
─ El
mundo gira y no te das cuenta Scarlett─ comentó Blake ─ Nos vemos al rato
Rayleigh. ─ Y se retiró.
Igualmente
se atrevió “Rayleigh” a irse, le seguí sus pasos. Antes de que otra cosa
sucediese quise presentarme.
─Hola
me llamo…─le di la mano, él la aceptó pero me interrumpió
─Esbeydi,
lo sé ─ Quité mi mano rápidamente de la
de él y ladeé la cabeza.
─
¿Cómo lo sabes? ─ pregunté curiosa
─Eres
la clase de chica que se hace notar, chica popular diría yo. Además de que el año pasado estuve en tu clase
de algebra.
─No
eres nuevo─ adiviné sorprendida para mis adentros.
─Vivo
en esta ciudad desde hace algunos años.
Lo
observaba fijamente para intentar recordar ese hermoso cabello color café
cenizo. Sus labios gruesos y marcados. No podía quitar mis ojos de los suyos,
pues eran brillantes y de color aceituna, y esa magnífica sonrisa. No evité
sonreírle y hasta coquetear disimuladamente; él solo entrecerró los ojos.
─
¿Enserio soy tan invisible que no sabes quién soy?
Sé que eres un chico extremadamente guapo
pensé, y con una mirada de soslayo noté
otra gran cualidad, su nalgas bonitas.
─No
te reconozco ─dije por vencida
─Te
voy a refrescar la memoria ─comentó─ Hace tres meses, yo te pedí que me pasaras
mi bolígrafo que estaba debajo de tu asiento ya que yo me sentaba detrás de ti.
Era el examen de algebra y tú decidiste ignorarme, tuve que escabullirme para
agarrarla y cuando ya la tenía todo se volvió una pesadilla. El terco del
profesor Joseph pensó que yo te quería copiar las respuestas, me castigó
durante un mes entero, tú no viste mi mano y la pisaste ─suspiró─ astillaste mi
muñeca, mis vacaciones las pasé con un yeso.
Al
transcurrir sus palabras lo recordaba. Su nombre; Cole Dublín Rayleigh y sí, si
se sentaba en algebra detrás del mío.
Siempre pensé que me acosaba, en ocasiones me
sentía observada y lo veía a él durante un instante pues después cambiada su
mirada de dirección. Además normalmente escuchaba como respiraba enérgico el
aroma de mi cabello. Cole, antiguamente se peinaba usando mucho fijador y
separándolo con una línea. Solía usar anteojos y era totalmente un pálido flacucho.
Ahora sólo mantenía una leve esencia pues sus ojos eran los mismos, pero ahora
tenían un algo especial.
─
¿Cole? ─él asintió mostrando interés─ Te ves muy diferente.
─Gracias,
Esbeydi.
─Llámame
Scarlett.
Él
negó rotundamente.
─Todo
el mundo así te llama. Me gusta Esbeydi, ¿Sabes lo que significa?
─No
realmente pero es lo de menos. ─
Le
cause mucho daño a este pobre e inocente por mi actitud distraída, tal vez se
merecía un regalo tan preciado como que me llame de esa forma.
─Quiero
algo a cambio –le pedí
─
¿Qué? ─preguntó deshaciendo su sonrisa y poniendo las manos en su bolsillo.
─ Aun
no lo sé, pero acuérdate cada vez que me llames Esbeydi que estás en deuda
conmigo.
─ Tú también tienes que aclarar cuentas
conmigo, y unas muy grandes ─ irrumpió un metiche a nuestra conversación.
Se
trataba de Jason Leather un chico de mi clase de educación física. Él fue mi
última conquista. En pocas palabras me acosté con Jason. Fue uno de mis
objetivos más fáciles de mi historia, justo fueron 3 días para que cayera, una
semana de caricias (después de la escuela, nadie se debía enterar de mis
relaciones), dos días más y dormimos juntos.
Las
demás veces donde nos besamos no fue parte del plan pero lamentablemente para
él nos encariñamos y duramos más de lo debido. Sin embargo se volvió tan
aburrido que lo tuve que cortar. Estoy segura que lo acepte por su apariencia que era varonil y no tan
brusca.
─ ¡Jason!
─canté ─ ¿Tan pronto ocupas que te ayude con tu tarea?
No
me contestó pero me veía fijamente.
─ Cole
te está buscando Kira. Por cierto señorita buenas calificaciones quisiera
hablar contigo a solas ─enfatizó la última palabra.
─ Creo
que salgo sobrando ─aseguró Cole desconcertado
Iba
a negar cualquier pensamiento que le pasara más Jason me jaló del brazo.
─
¿Qué te sucede? ─le pregunté furiosa ─ Deja de tocarme Jason eres muy rudo. Si
me queda un moretón yo te…
─No
te metas con Cole, ─me ignoró mientras me soltó ─Me refiero a que él tiene
cosas más importantes en estos momentos. Además es un chico bueno, educado y
siento que no merece lo que le puedes hacer.
─
Zack también es lindo y tierno. Igual que tu lo fuiste, y acaso recuerdas que
me haya tentado el corazón ¿eh?
─
Recuerdo exactamente lo que me dijiste cuando ya no quisiste seguir con tu
jueguecito. Todo es cosa del pasado, y te perdoné.
Para
mí eso fue peor que si me hubiera insultado y humillado. Pero después de todo,
específicamente me gustaba ser falsa, demostrar que podía ser una chica normal
arrepentida de lo que hacía. Así que aunque estuviera muy furiosa por lo que
dijo, levanté las comisuras de mis labios siendo una sonrisa hipócrita.
Al
final del pasillo venían mis verdaderos amigos, los demás estudiantes los reconocían
y trataban con un poco de respeto y hasta con miedo; era allí donde pertenecía
no en los brazos de este chico de cabello rizado. Volví hacia Jason y él apuntó
al lado contrario donde Cole hablaba con esta chica rara y pequeña, Kira Hyatt
─Cole
tiene novia y es Kira. Y espero que no se te ocurra interferir en nada de lo
que mi mente ha sugerido que harás.
─Tranquilo,
te prometo que por mi culpa no va llorar ni sufrir…-insistí en mostrarme igual
que una chica linda.
“Lo
será por la culpa de Cole, de eso me encargo”
Los
sentimientos que ahora vivían en mi corazón no tenían nombre. Lo único
coherente que pude hacer es pensar en que pudiera dejar varias cosas atrás, y
ser una persona nueva y fresca pero nuevamente asimilé que estaba mal, el juego
apenas comenzaba.
Justo
entonces apareció Zack en donde estábamos. Le dio un apretón de manos a su
colega; los dos jugaban en el equipo de soccer juvenil de la ciudad ¡vamos tigres! Pero que fuera su
compañero no significaba nada para mí. Corrí completamente con la mirada al
intruso entre Zack y yo. Por supuesto que se fue pero me retó, sabia a lo que
se refería.
De
pronto sentí el brazo de Zack pasando por mi cuello.
─
¿Qué te traes Zacarías? ─ me atreví a sonreírle, confiaba en que al fin se
arriesgara a pedirme que fuéramos más que lo que éramos, bueno no tenia nombre
nuestra relación simplemente para mi él era mi Zack.
─
Tengo algo muy importante que decirte ─ murmuró felizmente como un niño que
quería contar un secreto.
Eché
un reojo a nuestro entorno, bastantes posaban sus miradas por la tenue
curiosidad de saber que le decía el jugador estrella a la chica más popular de
la escuela. Basto enterarme que ya todas las niñas me tenían envidia de poder
tocarlo que procedí a agarrar una de sus manos y acariciarla.
─ Si
dime. ─ parecía que no tenía idea de lo que me preguntaría.
─ Yo…
─susurró en mi oído con una voz tan melodiosa que arrulló a mis oídos─ Creo que
alguien me gusta.
Ya dilo, de cualquier manera sabia que luego
de años de derretir tu corazón, admitirías que tú y yo… corrían los
pensamientos. Pero en su lugar recibí algo inesperado.
─
Eylin me gusta ─ confesó libremente a nadie más que yo.
Mi
corazón sintió algo que no había recibido; era un enorme desplante. Y además de
todo el chico que me confesó que le gustaba alguien más, le gustaba mi mejor
amiga.
─
¿Desde cuándo?
─ No
estoy seguro, creo que desde que la conocí. Ella es simplemente hermosa por
dentro y por fuera ─de esto era de lo que hablaba Zack era tan sensible que
debía de estar en extinción─ Voy a declarármele pronto.
El
pasillo se inundó por su risa dulce, y también por los suspiros enfermizos de
las que lo escucharon reír.
─
¡No! ─dije perdiendo los estribos. Podía soportar mucho más que esto, fingiendo
ser lo que no era pero se volvió inconcebible que él me fuera a suplantar por
la chica asiática.
─
¿Estás bien? Nunca te he visto así antes. Si quieres te traigo un jugo de la
maquina o…─
─ No
creí que realmente alguien como tú le gustasen las chinas ─ le solté volviendo
yo. Él me observó incrédulo.
─Tú
más que nadie deberías saber que ella es de aquí, pero que sus padres son de
Corea del Sur.
─ Lo
siento Zacarías ─ le rosé mis dedos con sus mejillas. No me mostraría ante él
otra vez, pero esto no se iba a quedar así.
Tomaré represalias querido, afirmé a mis
adentros. ─ Sí tú eres feliz, yo también lo seré. ─
─ Sabia
que sería así Scarlett. ─me abrazó y en cuanto dejo de mirar mi rostro, hice la
expresión que nacía de mí ─Que tú me apoyarías.
─ Siempre
podrás contar conmigo ──
Este
chico se fue sin antes cerrar los ojos con placer como si todo eso fuera un
sueño para él. Me alejé pasivamente tocando mi cabello, esto lo hacía cuando
necesitaba pensar en lo haría para que todo estuviera a mi favor. Al final
regresó mi intuición y con ella mis amistades.
─ Ni
pareciera que me conocen ─ saludé llegando al círculo que formaban Leslie,
Dustin y Eylin.
La
chica asiática, la vinculada a mis emociones, rápidamente se dirigió a darme un
abrazo. Yo se lo regresé sin dejar de pensar en las palabras de Zack. Aunque me
tomo desprevenida la respuesta de Leslie.
Ella se retiró murmurando algo inaudible y jalando a Dustin con ella. Los
vi retirarse y éste ladeó su cabeza encogiéndose de hombros.
─ ¿Qué
mosca le pico? ─ pregunté sorprendida
─ No
lo sé supongo que trae problemas con su galán ─ dijo Eylin a mi lado
acompañándome por el pasillo ─ Por cierto, todos andan diciendo lo lindo que se
veía ya sabes quién, a tu lado.
Tuvo
el valor de sacar a relucir el tema.
─
¿Por qué hablas de esa forma de Zack? ─me le acerqué mostrando mi autoridad ─
─ Es que él es un chico muy especial…
─
¿No será que te gusta?
─
¡No, cómo crees! Llevo años conociéndolos Scarlett, no es que pueda verlo como
un hombre siendo que todos sabemos que te quiere; además es cierto que es lindo
pero hasta ahí. Lo único certero que te diré es que me gustaría conocer a
alguien como él.
─ Lo
sé Eylin. ─ sé que eres insegura y que
siempre andas detrás de mí porque quieres ser por lo menos un poco como yo, tan
patético─ Es por eso es que no
quisiera que te fíes de Zack, es igual de basura que todos los chicos, ¿te
puedo confesar algo? La otra vez Dustin me confirmó que halló porno en su
habitación. Me estoy tomando muy apecho acerca si en verdad voy a aceptar sus
sentimientos o si debo rechazarlo.
─
¿En serio? ─ Crédula, me estaba creyendo.
─Si
es por eso como tu amiga de años Eylin quiero que consigas algo mucho mejor,
alguien que te merezca y te quiera por dentro y por fuera. ─ Por dentro una
risa amarga se encontraba pues dije el mismo argumento de su enamorado y ni
siquiera ella esperaba que alguien como él pudiera verla, mucho menos decir
esas cursilerías.
─ Es
impresionante que el chico estrella sea así. Bueno, eso me hace recapacitar que
no puedo juzgar a alguien nomas porque si.
─ Lo sé. ─ le di una mirada reconfortante ─
─
Gracias por lo que me has dicho.
─
Para eso son las amigas Eylin ─ le dije mostrando gentileza y confirmando que
creyó en toda la palabrería que le dije.
Así tenía que ser.
1 comentario:
Esttee capii ya lo leí en tu antiguo
blog =D y e de admitir qe es maravillosa, me encanta, aunqe si
scarlett fuera menos zorra...
haha bueno espero qe la apuesta salga biien y gane a ese bombon
hahaha la envidia mata...
bueno haha me encanta la forma qe
entro a la abitacion haha
Hj + Mr = S2 me encanta esta formula
Hombre joven mujer resvaladosa =sexo seguro hahaha
me encantta todas tus iideas =D
Besoottes!
Andre*
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